Los vómitos en lactantes son un signo no específico que puede reflejar distintas enfermedades. Para su tratamiento debe hacerse un buen diágnóstico de las causas y realizar prueba adicionales como analíticas, radiografías o ecografías.
Los vómitos ocasionales también pueden ser normales, pero los vómitos reiterados no lo son. Lo mejor es esos casos, es consultar directamente con el pediatra, qué tras una preguntas podrá empezar a determinar la gravedad de este síntoma.
Vómitos en lactantes
Dentro de los datos de la historia clínica, hay que intentar describir sus características: tipo de contenido de los vómitos (gástrico, bilioso, fecaloideo), frecuencia, cantidad, edad de presentación, relación con las tomas, así como síntomas acompañantes como: fiebre, diarrea, alteración neurológica, mal estado general, acidosis metabólica o administración de fármacos. Es importante también conocer los antecedentes del embarazo y perinatales, así como los antecedentes familiares.
Por lo general, la causa más frecuente de vómitos es la gastroenteritis viral aguda. Los vómitos biliosos indican una obstrucción intestinal alta y, en especial en un lactante, exigen evaluación inmediata.
La etiología más frecuente de vómitos en lactantes y niños son: reflujo gastroesofálico, sepsis, alergía las proteínas de la leche de vaca, estenosis hipertrófica de píloro, obstrucción intestinal, hiperplasia suprarrenal congénita, algunas enfermedades congénitas del metabolismo o síndrome de abstinencia.
Signos de alarma
- Vómitos biliosos: puede presentar una obstrución gastrointestinal y es probable que requiera una intervención quirúrgica.
- Letargo o apatía: dolor intermitente o apatía y deposiciones ausentes o sanguinolentas debe tenerse en cuenta la intususcepción.
- Llanto inconsolable y protrusión de la fontanela en lactantes
- Rigidez de nuca, fotofobia y fiebre en niños mayores: debe sospecharse la meningitis.
- Signos peritoneales o distensión abdominal (abdomen quirúrgico)
- Vómitos persistentes con crecimiento o desarrollo deficientes
Por último, la rehidratación es importante para el tratamiento de náuseas y vómitos. El autodiagnóstico no es recomentable ante esta situación.