En España, la frecuencia de la previsión de sordera infantil neuro sensorial aguda y profunda es del 0,77 por mil nacidos vivos. Aumentando al 2,8 por mil si se tiene en cuenta la pérdida auditiva moderada. Y al 5 por mil si se tiene en cuenta algún grado de sordera.

La mayoría de las pérdidas auditivas de los niños aproximadamente el 80%, se producen en el nacimiento o en la etapa neonatal. Es importante que se establezcan programas de pruebas de audición para los recién nacidos.

Los neonatólogos y pediatras, en colaboración con un otorrinolaringólogo, desempeñen un papel fundamental en el diagnóstico precoz de la pérdida de audición en los niños.

La sordera infantil conduce a retrasar el habla

Como prevenir la sordera infantil

Conduce a trastornos del estado de ánimo y a cambios en el uso del lenguaje, lo que provoca retrasos en el aprendizaje y efectos psicológicos.

La sordera infantil de un niño no sólo es consecuencia de la gravedad de la pérdida de audición. Sino también de su incapacidad para oír bien y hablar correctamente.

El diagnóstico temprano de la pérdida de audición infantil es la primera etapa del tratamiento, ya que se ha establecido la estrategia terapéutica previa para estimular la organización sensorial de la vía y los centros auditivos, mediante estímulos auditivos u otras vías sensoriales.

Los métodos para la detección sistemática de la pérdida de audición deben aplicarse en la práctica, durante el período neonatal o en los primeros meses de vida, a todas las personas con factores de riesgo de pérdida de audición descritos en la Comisión Mixta de Audición Infantil, que posteriormente ha sido ratificada por la Comisión Española de Evaluación de la Audición Infantil.

Información de interés

  • Antecedentes familiares de sordera sensorial congénita o de aparición temprana, a lo largo de la infancia, de causa hereditaria o no identificada.
  • La infección de la madre durante el embarazo por cualquiera de los siguientes factores: Citomegalovirus, rubéola, sífilis, herpes y toxoplasmosis, si se ha confirmado la infección y si hay pruebas analíticas o clínicas que lo indiquen.
  • Malformaciones craneofaciales, incluidas las malformaciones graves o los efectos dismórficos que afectan a las estructuras de la parte central de la cara o del oído (externas, centrales o internas).
  • El peso al nacer es inferior a 1500 g.
  • La hiperbilirrubinemia grave, que no debe definirse por ninguna forma en particular, sino más bien como una adición a una transfusión metabólica debido a la edad del paciente o a la enfermedad subyacente.
  • El uso de medicamentos ototóxicos, tanto durante el embarazo en un ciclo único como desde el nacimiento en un ciclo secuencial o combinado, aminoglucósidos, diuréticos de asa, cisplatino, etc.sordera infantil como prevenirla
  • Meningitis bacteriana, de todas las edades.
  • Accidente hipóxico-isquémico a cualquier edad, en particular durante el parto, si se registra la prueba de Apgar de 0 a 4 en el primer minuto, o de 0 a 6 en el quinto minuto, y siempre que se produzca un paro cardíaco.
  • Ventilación mecánica prolongada en el recién nacido durante más de 5 días.
  • Signos clínicos o resultados que sugieren sordera hospitalaria (por ejemplo, síndrome de Waardenburg, retinitis pigmentosa, intervalo Q-T largo, osteogénesis imperfecta, mucopolisacáridosis, etc.).
  • Lesión en la cabeza con pérdida de conciencia o fractura de cráneo.