La ansiedad no es un problema que se presenta en los adultos, ya que los niños también pueden sufrirla. De hecho, el número de niños nerviosos y ansiosos ha crecido en los últimos tiempos. Es por ello que es necesario conocer algunas técnicas psicológicas para calmar a niños nerviosos.
Si deseas conocer un poco más acerca de esta importante temática, checa el siguiente apartado. Encontraras información de gran importancia para ti.
Niños nerviosos
Es aquel que reacciona de manera exagerada ante los estímulos del medio. Ese nerviosismo ha sido adquirido debido al entorno en el que han crecido. Es considerado un patrón de reacción aprendido, probablemente de la madre o padre.
Los cuales también reaccionan de manera nerviosa ante las situaciones cotidianas de la vida. Sin embargo, en otros casos el niño es nervioso debido a una característica de su sistema nervioso, que es mucho más sensible e hiperreactivo.
Características
- Se molesta o irrita fácilmente por situaciones y estímulos que para el resto pasan prácticamente desapercibidos.
- Se asusta con facilidad por cosas que a sus coetáneos no les provocan miedo.
- Llora ante la menor provocación o se pone ansioso ante situaciones que no son estresantes para el resto de los niños.
Técnicas Psicológicas para calmar a niños nerviosos
Colócale nombre a lo que le preocupa
Entre los problemas más comunes estos sus emociones descontroladas las cuales ven como algo muy poderoso y aterrador. Por eso, la primera de nuestras técnicas psicológicas para calmar a niños nerviosos es ayudarles a desdramatizar su ansiedad (Céspedes, A., 2007).
Solo tienes que pedirle a tu hijo que se imagine un nombre gracioso para las emociones desagradables que siente.
Una vez que haya encontrado un nombre que le parezca adecuado, lo único que tiene que hacer tu hijo es ordenarle a sus emociones que se vayan. Por ejemplo, si ha decidido que sus emociones se van a llamar «Pepe», podría decirles algo como:
¡Déjame en paz, Pepe!
¡Pepe, para de hacerme sentir así!
Al ponerle un nombre ridículo a sus sentimientos y hablar con ellos en voz alta, tu hijo conseguirá restarle importancia a lo que está sintiendo y será capaz de calmarse mucho más rápidamente.
Escucha a tu hijo
Aunque intentemos conversar para que nos cuenten los problemas, con los pequeños no funciona de la misma manera que con adultos. Esto debido a que actúan de forma menos racional que los adultos, aplicar la lógica para explicarles que ira bien funcionara.
Prueba a escucharles activamente y a demostrarles todo tu afecto. Por ejemplo, mediante contacto físico, con besos y abrazos. En general, si tu hijo se siente escuchado y protegido, sus nervios disminuirán casi de inmediato.
Dale a tu hijo un objeto que le calme
Estudios demuestran que es posible asociar un objeto a una emoción determinada. Por ejemplo, si tu hijo tiene un peluche especial, o algún accesorio que le da seguridad como un pañuelo o pulsera, lo importante es aprovecharlo.