La envidia en la infancia es un sentimiento común de los niños y niñas, pero medidas simples pueden corregirlo.
La envidia en la infancia es el sentimiento o estado de ánimo en el que hay dolor porque uno no tiene lo mismo que el otro, ya sean bienes, cualidades superiores u otras cosas.
A veces se define como tristeza o arrepentimiento por el bien de los demás y puede convertirse en un verdadero problema para la persona envidiosa.
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La envidia es considerada un sentimiento negativo y universal.
Porque la mayoría de la gente lo siente con más o menos fuerza en algún momento de su vida. Esto tiene consecuencias tanto para la persona que lo siente como para las personas que lo rodean.
Este sentimiento, presente a cualquier edad, puede ir acompañado de un complejo de inferioridad, inseguridad e insatisfacción consigo mismo ante los demás.
Según Melanie Klein, psicoanalista austriaca, creadora de una teoría de la función psíquica y especialista en desarrollo infantil, la envidia comienza en los primeros años de vida cuando el niño comienza a relacionarse con el entorno familiar.
En este contexto, si el niño se siente amenazado por la pérdida de algo que desea, experimentará un sentimiento de vacío y querrá lograr todo lo que no posee o cree que puede poseer.
Esto se manifiesta en explosiones de ira, por lo que es necesario calmar sus miedos, explicarles y enseñarles a ceder, para que aprendan a tolerar sus frustraciones y controlar su comportamiento impulsivo. Aprenderá a respetar las diferencias y a apreciar sus propias cualidades.
El niño que se siente culpable en su entorno seguramente tratará de conseguir lo que quiere. Por esta razón, la figura adulta debe canalizar el miedo a sus deseos insatisfechos y explicarle que no todo en la vida es posible y que algunas situaciones son frustrantes.
Sin esta ayuda del adulto, el niño seguramente producirá una personalidad más ansiosa y envidiosa, porque nadie en su infancia le habrá enseñado a apreciar sus virtudes y a centrarse en sus propias metas y no en las de los demás.
Los niños pequeños imitan constantemente el comportamiento de sus padres. Si los padres son celosos, es muy probable que sus hijos también lo sean.
¿Cómo se trata la envidia en la infancia?
Es importante aprender a reconocer los sentimientos y comportamientos que pueden generar envidia. En general, la envidia afecta el bienestar emocional del niño y sus relaciones interpersonales.
Los padres que tienen hijos celosos pueden ayudarlos ofreciéndoles señales adicionales de afecto, amor y paciencia. Hay que ayudarles a comprender sus sentimientos, a distinguirlos, a aprender de sus errores y defectos. Sobre todo, a destacar en qué son buenos y en qué cualidades tienen.
De esta manera, les ayudamos a afrontar situaciones y a controlarse, especialmente en momentos de caprichos y caprichos tan difíciles de controlar, tanto por parte de los padres como, por supuesto, por ellos mismos.
Si encontramos que el nivel de envidia no disminuye y es un problema para el niño, debemos pedir ayuda psicológica.