A medida que el embarazo progresa se producen una gran variedad de cambios físicos que pueden modificar el bienestar Materno-fetal. Pero manteniendo unos hábitos saludables se pueden controlar o minimizar los riesgos. Algunos de los problemas de circulación en el embarazo son frecuentes.
Es por ello que si deseas saber más acerca de los problemas circulatorios y como se correlaciona con el embarazo, sigue leyendo esta sección. Aprende esto y más en el siguiente apartado.
Índice
¿Por qué se producen?
La elevación del volumen sanguíneo puede hacer que en los tejidos acumulen líquido, lo cual conlleva a los primeros indicios edema. Esto sobretodo en los tobillos y pies, además en menor medida pueden verse afectados manos y rostro.
Esto ocurre debido a que conforme avanza la gestación, la presión uterina provoca un retorno sanguíneo al corazón con lentitud. Este el fluido por consiguiente se retiene tanto en las venas como en los tejidos de pies y tobillos.
¿Cómo evitar los problemas de circulación en el embarazo?
- Huye del calor. Evita salir a la calle en horas centrales si hace mucho calor, esto es un método útil con los problemas de circulación.
- Dieta saludable. Fundamental reducir el consumo de sal e hidratarse lo más posible. Consumir frecuentemente de frutas y verduras también está recomendado.
- Evita el sedentarismo. La realización de ejercicios es una buena estrategia para activar la circulación.
- Una ducha de agua fría en las piernas. Es otra forma de activar la circulación, y será efectivo casi inmediatamente.
Cómo tratar los problemas de circulación en el embarazo
- En el momento en el que descanses tumbada, eleva las piernas por encima del nivel del corazón y haz ejercicios tipo bicicleta. También puedes ir trazando círculos con los pies para mejorar la circulación.
- Al estar tumbada boca arriba, puedes elevar las piernas poco a poco, flexionando las rodillas. Así mismo intentando formar un ángulo de 90º con el tronco. Es sencillo hacerlo realizarlo con una pierna primero y luego otra.
- Al estar de lado, eleva las pierna quedando arriba, estirada a modo de tijera. Procura repetir el ejercicio varias veces y cambiando de lado.
- Con las piernas juntas y estiradas, realiza una flexión y extensión de ambos pies alternativamente. Siempre llevando las puntas hacia delante y hacia atrás.
- De pie, puedes tratar de apoyar los talones y las puntillas alternativamente. Sin moverse del sitio también puedes simular una marcha corta elevando con bastante altitud las rodillas.