Resulta muy importante que los niños con frustración o poca tolerancia puedan aprender a controlarse desde pequeños. Muchas veces suelen ser sentimientos pasajeros pero que deben aprender a superar o controlar para que no les haga mal.

Es muy común que durante su infancia los niños piensen que el mundo gira alrededor de ellos, son egocéntricos y les cuesta mucho pensar en los demás y sus necesidades. No saben esperar, porque aún no tienen desarrollado el concepto del tiempo, y por eso se vuelven ansiosos y aflora la poca tolerancia.

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No saben esperar, porque aún no tienen desarrollado el concepto del tiempo.

¿Cómo son los niños con frustración o poca tolerancia?

Los niños que no pueden vencer la frustración suelen ser:

  • Exigentes y demandantes
  • No pueden o les cuesta mucho manejar sus emociones
  • Buscan satisfacer sus necesidades en forma inmediata
  • Muy impulsivos e impacientes
  • Suelen tener problemas de ansiedad en situaciones en las que otros niños no las tienen
  • Poco flexibles y les cuesta adaptarse a las situaciones nuevas

¿Se puede enseñar a manejar la frustración?

Es posible que los niños puedan manejar la frustración y la poca tolerancia, pero deben hacerlo desde muy pequeños. Mucho dependerá del aprendizaje que haya tenido y en parte a su carácter.

Los padres deberán ser conscientes que la frustración es algo bastante común en los niños y tienen que enseñarles a superarlo. No deben darle a los niños todo lo que pidan, aunque haya rabietas de por medio, sino que deben explicarles que ciertas cosas están bien y otras no.

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Suelen ser sentimientos pasajeros pero que deben aprender a superar o controlar.

¿Qué pautas deben tener claras los padres?

Es fundamental enseñar a los niños a tolerar la frustración desde pequeños y para ello los padres deben tener claras unas ciertas pautas.

  • Los niños deben cumplir ciertas normas y no darles libertad para hacer lo que quieran
  • Muchas veces el «NO» es necesario, aunque frustren a los niños
  • Aprender a gestionar las rabietas cuando se produzcan, y no ceder ante ellas.
  • Saber que la frustración es inevitable en la vida, y que si los pequeños no aprenden a manejarla y aceptarla, en su vida adulta les costará mucho más.
  • Siempre es posible reeducar al niño con frustración o poca tolerancia. Los padres son los encargados de reconducir cada situación que se presente
  • Ayudar al niño a diferenciar entre sus deseos y necesidades, ayudándole a entender que no siempre se puede tener lo que se quiere cuando se desea.

Si luego de aplicar algunos de estos conceptos, la situación persiste, no está mal consultar a un profesional para analizar la situación y aprender a transitar este proceso.