Los moluscos contagiosos en niños, es una enfermedad habitual en la piel de los más pequeños, pero muchos padres la ignoran.
Hay que saber que se transmite con mucha facilidad y que cerca de un 11 por ciento de niño la padecen. Por eso es necesario saber cómo actuar ante ella.
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¿Qué son los moluscos contagiosos?
Se trata de una infección cutánea viral que produce protuberancias redondas, indoloras y firmes. Estos “bultitos” suelen ser blandos y suaves al tacto y muchos de ellos son umbilicados, es decir, tienen la parte central hendida.
Lo suele diagnosticar un médico dermatólogo, pero por lo general no requieren atención médica. Se curan en cuestión de meses, y generalmente desaparecen por sí solas con el tiempo sin tratamiento. Depende el caso, se pueden quitar con medicamentos u otros procedimientos que realiza el médico tratante.
¿Cómo se transmiten los moluscos en niños?
Se contagia con facilidad, generalmente a través del contacto directo piel con piel, y es muy común en los niños cuando tocan objetos que han entrado en contacto con el virus, como juguetes, ropa de vestir, etc.
Otro de los factores de transmisión del virus es a través de agua infectada por el virus, por ejemplo, en piscinas y por eso es tan frecuente en chicos de edad escolar).
Aunque las pequeñas protuberancias son indoloras pueden causar gran picazón y la ifección puede extenderse a la piel que las rodea. Esto ocurre cuando el niño se rasca o frota y luego se tocas otra parte del cuerpo.
La enfermedad es benigna y auto involutiva, y dura en promedio unos18 meses.
¿Cuál es el tratamiento para los moluscos contagiosos?
En general, como indicamos, la enfermedad se cura al cabo de un tiempo, que varía según cada niño. Pero a veces se declara en la cara y debe tratarse por una razón estética.
En esos casos cuando las lesiones son muy visibles, pueden influir en la vida social de los pequeños y los dermatólogos proponen algún tipo de tratamiento, generalmente la extracción mediante un curetaje.
Para ello se aplica una crema anestésica sobre las mismas y se utiliza una cureta para poder extraerlas, un instrumento similar a una “cucharita de metal” que no tiene filo. Aunque no suele traer consecuencias, siempre hay que evaluar si es conveniente utilizar este método para su tratamiento.
Otros de los tratamientos que pueden utilizarse es la destrucción de las lesiones mediante su congelación y posterior necrosis, lo que finalmente hace que los moluscos se desprendan de la piel.
Una tercera opción es suministrar medicamentos como el imiquimod o el cidofovir que modifican la respuesta inmunitaria del organismo y actúan contra el virus