El juego libre es lo que el niño hace cuando nadie le dice qué hacer. Si tratas de controlarlo, deja de ser libre, deja de ser un juego y no es lo mismo.
Esta es la clara y sencilla descripción que hace el pediatra Carlos González de esta actividad, que es vital para el desarrollo de los niños y que, según varios expertos, debe tener un carácter espontáneo, porque esto es lo que hace que un juego sea un juego. El juego es libre por naturaleza y debe ser entendido como tal en el proceso de aprendizaje.
Hemos aprendido las cosas más importantes de la vida a través del juego, lo que explica la influencia positiva del juego en la vida de los niños.
La resolución de problemas, el trabajo en equipo y la creatividad son algunas de las cosas que se construyen en la espontaneidad del juego, por lo que debe ser fundamental tanto dentro como fuera de la escuela priorizar estos momentos o espacios como la recreación.
Índice
El juego libre es la actividad más importante para el desarrollo del niño
En este sentido, considerar esta actividad como un proceso de la primera infancia es esencial para la maduración y el aprendizaje presente y futuro.
Para respetar esta prioridad, según el experto, no es necesario tener juguetes o grandes estructuras. Se trata simplemente de pensar en lo que el niño necesita en una determinada etapa y, en base a ello, seleccionar artículos adecuados, económicos e incluso reciclados.
El mayor gasto económico no debería ser en los juguetes como tal, sino en la formación de profesionales que entiendan la importancia de jugar en esta importante etapa del desarrollo para capacitar a los alumnos.
El juego libre sin la guía de los adultos
El juego libre ofrece innumerables alternativas que los niños eligen como el reto que más les interesa.
Eligen con qué jugar, dónde jugar y organizan su tiempo. Dejan volar su imaginación y montan sus propios proyectos de juego sin la intervención de los adultos, dejándoles tomar sus propias decisiones y fortaleciendo su autoestima.
El juego libre puede ser individual, en el que el niño decide libremente hacer algo de acuerdo con sus necesidades internas sin recibir ningún tipo de instrucción por parte del adulto, o puede surgir el deseo de unirse a otro niño o a otros niños, lo que contribuye al desarrollo de un comportamiento social positivo y al mismo tiempo refuerza la identidad personal y la autoestima.
La alegría del juego
Si preguntamos por qué los niños juegan, la respuesta es porque quieren hacerlo. Jugar es una actividad agradable en sí misma y debe seguir siéndolo. No lo hacen porque tengan que hacerlo o por una recompensa, sino porque quieren hacerlo.
Para los niños, el juego es gratificante porque libera su capacidad creativa sin obstáculos. Ahora quieren jugar a correr, ahora quieren jugar a la casa y después quieren jugar a los médicos, a su manera y con sus propias reglas.
Es una pena que los niños jueguen cada vez menos, porque esto les hace perder la necesidad de buscar la alegría que el juego les da, o a veces la buscan en otras cosas.
A su propio ritmo y en su propio tiempo
Es importante que los niños crezcan a su propio ritmo y jueguen a su propio ritmo. Demasiada estimulación, demasiada actividad y demasiada prisa no ayudan, porque el cerebro de un niño en desarrollo necesita tiempo para procesar lo que ha aprendido mientras juega.