Cuando sale una segunda fila de dientes, esto se refiere a que los dientes antiguos siguen aún en la boca cuando salen los nuevos. Los dientes de leche aún están cuando salen los dientes permanentes.
Los dientes finales que vienen de la parte posterior son realmente normales. Pero también es normal que los dientes de leche se muevan primero, se caigan y que los demás salgan.
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¿Qué sucede si un niño tiene una segunda fila de dientes?
Lo normal es que con la presión de la lengua, los incisivos finales vayan al lugar que les corresponde, y reabsorban gradualmente las raíces de los dientes de leche, que se mueven cada vez más y finalmente caen.
Esto puede suceder durante varias semanas y parece un proceso lento. Pero si la movilidad de la leche aumenta, significa que la carretera está siendo conducida correctamente.
A veces los dientes permanentes se desprenden completamente paralelos a los dientes de leche, un poco más tarde.
Si son paralelas entre sí, esto significa que las raíces de la leche no se reabsorben como de costumbre y, por lo tanto, no se mueven en absoluto.
En tales casos, y si éste sigue siendo el caso durante algún tiempo, deberá consultar a su dentista, quien le tomará una radiografía para confirmar la situación. En tales casos, puede ser necesario extraer la leche que tiene la raíz prácticamente intacta.
Doble hilera de dientes por razones de espacio
Hay casos en los que los dientes finales casi no tienen espacio para salir. Los dientes de leche están muy cerca unos de otros, sin los típicos huecos dentales, diastemas y con un arco dental muy estrecho.
Esto es típico de los niños que se chupan los dedos o respiran por la boca o ambos al mismo tiempo. En estos casos ya es evidente que hay una falta de espacio y que los dientes finales, empezando por los incisivos, no pueden atravesar ninguna parte.
Este es el comienzo del empaste dental. Los dientes finales se colocan lateralmente, ya que ocupan menos espacio.
Esto los hace más susceptibles a la caries y a la gingivitis, ya que es muy difícil limpiar los dientes adecuadamente, especialmente en las superficies interdentales.
En estos casos ya tenemos los primeros signos de que algo está sucediendo en esta boca, y será necesario actuar lo más rápido posible para promover el crecimiento óseo adecuado y llevar los dientes a su lugar.
Todas estas cosas son muy controlables durante los controles de rutina que deben realizarse cada 6 meses en los niños. Es más que un momento de vigilancia para comprobar si hay cambios, si es necesario actuar o comprobar más a menudo.