Las pruebas de citología buscan cambios en las células del cuello uterino. Es útil determinar si hay cambios en esta área y si se pueden desarrollar enfermedades como el cáncer de cuello uterino. También es posible detectar infecciones de transmisión sexual que pueden afectar al embarazo, como la clamidia, la gonorrea, etc…
Índice
Cómo se realizan las pruebas de citología en el embarazo
Las pruebas de citología son realizadas por el ginecólogo o la partera en una consulta de rutina. Después de colocar el espéculo para ver el cuello uterino, se toma una muestra del cuello uterino con un hisopo, que luego se envía al laboratorio para su análisis. Los resultados pueden tardar varias semanas.
La pregunta que se hacen muchas mujeres embarazadas es: ¿Es una prueba dolorosa? Es una prueba que puede ser desagradable pero no dolorosa. Siempre aconsejamos a la mujer que se relaje lo más posible para no cansar o dañar los músculos del suelo pélvico.
Es importante saber que puede haber un ligero sangrado después del examen, lo cual no es importante ya que se trata de un sangrado externo del cuello uterino y no es algo de lo que se deba preocupar.
¿Cuándo se debe realizar una citología en el embarazo?
Lo ideal es que la citología se realice de manera preconcepcional si la mujer tiene la intención de quedar embarazada. De esta manera podemos estar seguros de que no habrá cambios en este nivel.
Sin embargo, no es raro que realicemos esta prueba en una de las primeras pruebas de embarazo del primer trimestre: hasta que la mujer haya realizado una citología con un resultado normal en el último año.
En los siguientes trimestres, la citología sólo se realiza en caso de enfermedad clínica, es decir, la mujer embarazada tiene síntomas que llevan a la sospecha de una infección activa.
¿Cuándo se debe realizar una citología vaginal después del nacimiento?
Como regla general, las mujeres deben hacerse un frotis de Papanicolaou cada dos años. Después de los 30 años de edad, o si las últimas tres pruebas de Papanicolaou fueron negativas, puede ser suficiente hacerlo cada tres años si nuestro ginecólogo lo ve.
Si la mujer o su pareja tienen relaciones sexuales con otras parejas, éstas deben realizarse cada 2 años.
A partir de los 65-70 años de edad, y asumiendo que las últimas tres pruebas de Papanicolaou realizadas en los últimos 10 años fueron negativas, la mayoría de las mujeres podrían dejar de hacerse esta prueba a menos que comenzarán una relación con una nueva pareja sexual o mostraran síntomas de una infección de transmisión sexual.
Las mujeres con un riesgo particular de cáncer cervical deben hacerse una citología vaginal anual. Se incluirían en esta categoría:
- Niños sexualmente activos, especialmente cuando tienen relaciones sexuales con diferentes parejas.
- Mujeres con antecedentes de enfermedades de transmisión sexual.
- Con pruebas de Papanicolaou anormales previas.
- Mujeres con verrugas genitales causadas por el virus del papiloma humano.
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