Una mujer con sedentarismo durante el embarazo se sentirá más pesada, menos móvil y llegará en peores condiciones al nacimiento. También puede haber riesgos de salud para la madre y el feto, el sistema inmunológico puede estar debilitado y estamos mentalmente menos claros, menos felices.
Si los beneficios del ejercicio son múltiples en cada etapa de la vida, no son menores durante el embarazo. Por lo tanto, se debe evitar un embarazo con sedentarismo y se debe considerar la posibilidad de realizar una actividad física diaria moderada, siempre que no haya contraindicaciones.
Por lo tanto, si no ha hecho ejercicio antes del embarazo, debe consultar a su ginecólogo sobre la posibilidad de comenzarlo y recordar que siempre debe hacerse de forma gradual. Si ya ha hecho ejercicio, es probable que pueda seguir haciéndolo siempre y cuando no suponga un riesgo para su salud o la de su bebé.
Uno de los ejercicios más adecuados durante el embarazo, porque puede empezar en cualquier momento y no requiere mucho esfuerzo, es caminar a un ritmo suave.
La natación es también uno de los ejercicios más adecuados para las mujeres embarazadas porque no supone un esfuerzo para las articulaciones y la madre se siente ligera y ágil, además de evitar el calor excesivo durante el ejercicio.
El yoga es también un excelente ejercicio para el embarazo, aumenta el tono y la fuerza muscular, incrementa la relajación física y mental.
O tal vez decidamos hacer otras actividades como el ciclismo (siempre y cuando hagamos ejercicio y nos sintamos seguros), Pilates, estiramientos.
¿Por qué huir de un sedentarismo en el embarazo?
El ejercicio durante el embarazo activa el sistema circulatorio, lo que provoca un edema y sus consecuencias, como hinchazón de piernas y pies, estreñimiento, hemorroides. Ayudamos a mantener nuestro peso ideal sin excesos que puedan dañarnos y hacernos sentir peor.
La actividad aeróbica favorece el sistema cardiorrespiratorio, favorece la oxigenación del feto. La mayoría de los ejercicios pueden aliviar la presión sobre la zona pélvica y por lo tanto sobre el nervio ciático: una ventaja para las mujeres embarazadas con ciática incómoda.
Otra ventaja es que el movimiento mejora la postura, somos más conscientes de nuestro cuerpo, el nuevo equilibrio. Además, descansará mejor después del esfuerzo físico, lo cual es muy importante, especialmente en la última fase del embarazo, cuando puede ser tan difícil encontrar su posición…
En cualquier caso, el ejercicio físico ayuda a eliminar la tensión nerviosa. Es una práctica muy relajante que ayuda a reducir el estrés de la vida diaria.
Y no hay que olvidar que al final un cuerpo más fuerte está mejor preparado para el parto. Sobrevivirás mejor a las contracciones, los choques serán más fuertes, probablemente nos ahorraremos algunos calambres. Por supuesto, la recuperación es más rápida en el período posparto.
Todas estas ventajas desaparecen si permanecemos excesivamente sedentarias durante el embarazo, si no nos movemos, si pasamos demasiado tiempo en el sofá, en la cama… Esto no significa que no necesitemos más descanso que antes del embarazo: es normal sentirse cansada y querer relajarse.
Pero no podemos quedarnos quietos todo el día, necesitamos mantenernos activos para poder descansar mejor. Puede ser difícil empezar a entrenar al principio si nunca lo hemos hecho antes, pero poco a poco iremos cogiendo un buen ritmo.
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