Los padres esperan las primeras palabras del niño y es todo un acontecimiento familiar. Cuando ya ha pasado esa etapa y comienzan a hablar demasiado, podemos estar ante el caso de niños muy habladores.

Es muy bueno que puedan expresar sus pensamientos y muy recomendable. Pero si hablan mucho y todo el tiempo pueden tener problemas en su entorno escolar y en otros círculos sociales en los cuales se muevan.

Por eso veremos qué pueden hacer los padres ante estos casos de niños que se la pasan la mayor parte del día hablando.

habladores

Desde muy pequeños pueden convertirse en grandes habladores.

¿Cuándo empiezan a hablar los niños?

Las primeras palabras, en los niños, comienzan cerca del año de vida. El lenguaje comienza a desarrollarse y los niños son capaces de comprender más de lo que dicen.

Cada día que pasa comienzan a construir más frases y a madurar el habla. De esta forma pueden comunicarse más y mejor con los demás.

A los 4 o 5 años, ya pueden convertirse en grandes habladores y esto ya empieza a preocupar a los padres porque no saben si es lo normal.

¿Qué hacer con los niños muy habladores?

Es necesario distinguir a los niños que hablan de manera permanente y quieren contar todo lo que les pasa, de aquellos que hablan mucho y cosas incoherentes e inapropiadas.

Cuando el niño quiere contar sus cosas y habla mucho, es natural y saludable. Pero cuando los niños hablan por hablar, es necesario que los padres los reconduzcan. Esto consistirá en explicarles que en algunos momentos es necesario hablar y en otros quedarse callado.

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Cuando el niño quiere contar sus cosas y habla mucho, es natural y saludable.

Es importante que los padres sean tolerantes, escuche a sus hijos, y si su hijo forma parte de los niños muy habladores, actuar de la siguiente manera:

No reñirle: si quiere hablar en un momento inapropiado explicarle que no es el momento y no corresponde.

No ridiculizarlo: nunca dejarlo en ridículo ante los demás sino que tratar de explicarle lo que corresponde hablar en cada momento.

Nunca decirle que se calle: tampoco decirle que es pesado porque se le atacará su autoestima. Esto puede producirle un trauma y que en un futuro tenga problemas de comunicación con los demás.

Lo ideal, en el caso de los niños muy habladores, es guiarlo. Pero si esto no da resultado nunca está demás consultar con un profesional de la salud para que pueda evaluar cada caso en particular.