Todos conocemos a esos hombres que no se involucran en la crianza porque la mujer lo hace mejor. Hay algunos trucos que se pueden aplicar para que vean lo que es tener un hijo y ser padres. Simplemente eso, quedarse con ellos, ver lo que es ser padre y no tener tiempo para muchas cosas más, o casi nada más.
Hay hombres así, desgraciadamente, pero también hay hombres que no es que no quieren hacer las cosas en casa o cuidar de los niños, simplemente no pueden, porque no lo permiten. Algunos llegan a un punto en el que se niegan.
Cansados de ser cuestionados una y otra vez, cansados de cumplir órdenes. Cansados de no tener la libertad de decidir cómo cuidarlos son esos hombres que no se involucran en la crianza porque la mujer lo hace mejor.
¿Quién cuida de los hijos, quien se involucran en la crianza?
En el matrimonio hay funciones, como el cuidado de los niños, que son heredadas socialmente por las madres. Se embarazan, dan a luz y amamantan a sus hijos. Tienen la licencia de maternidad más larga y el niño está unido a ellas porque los consideran su principal tutor.
Por supuesto que el padre también está ahí, pero en momentos de desesperación los niños rara vez buscan a un padre. En la mayoría de los casos buscan a la madre. Esa figura de protección que tienen siempre presente. La madre, por otro lado, se apega al niño y se preocupa por su bienestar.
Incluso hay estudios que han analizado el trabajo cerebral de madres y padres. Se han encontrado que las madres llegan a sufrir cuando un niño sufre haciendo cola para ocuparse de esta incomodidad.
Mientras que los padres tienen una pregunta más racional y responsable, las madres se ocupan de sus hijos cuando lloran porque sienten que están sufriendo, y los padres se ocupan de ellos porque saben que están sufriendo.
Esta diferencia se produce precisamente porque la madre asume la responsabilidad de cuidar de su hijo. Si en algún caso, los padres asumen esta responsabilidad, sufren tanto como las madres, pero como segundo tutor es un poco más difícil porque siempre saben lo que les espera.
Y en esta situación, los hombres hacen lo que pueden, donde pueden, cuando pueden, adaptarse a su nueva paternidad.
Llega un momento del día y de la vida de la madre donde solo desea descansar. Pregunta al padre si quiere ayudar con la comida, a recoger los juguetes, a bañar a los niños, a sacarlos a jugar, a cualquier cosa que le permita un momento solo para ella.
Y por supuesto el padre está de acuerdo, porque quiere ser padre, porque quiere involucrarse, porque quiere tener más relaciones con el niño, porque ama a su hijo, porque la ama y porque no quiere verla tan cansada.
Y se mete en problemas. Resulta que no lo hace como ella, que lo hace de forma diferente, que los peina de forma más o menos moderna, que se viste con la ropa que ella pensaba ponerle al día siguiente, y cuando sale a pasear, lo pone en el cochecito, si siempre lo saca con una ropa que no es para pasear.
Las madres deben dejar un espacio a los padres, que puedan desempeñar su papel a su manera y sin presiones. Lo harán lo mejor que pueden y quizás sientas que lo está haciendo de la forma correcta.
Es por eso que los hombre se involucran en la crianza, para hacer las cosas bien pero a su modo. Si las madres no permiten esa libertad en los padres, sentirán presión a la hora de atender a los niños.