A todos los padres les llega el momento de llevar a sus hijos al odontólogo y piensan si es conveniente la colocación de disyuntores en los dientes de los niños, por distintas razones.

Hay que saber que existen distintos tipos de aparatos, como removibles o fijos, internos o externos, más visibles o menos visibles, que el niño deberá usar de acuerdo con el tipo de problema dental que presente.

¿Cuándo se deben poner los disyuntores en los dientes?

Los problemas más comunes que deberán corregir los niños en sus dientes suelen ser problemas de mordida y las malposiciones dentarias. Una de las principales causas desencadenantes de esos problemas es la genética, y por eso el médico recomendará el uso de disyuntores.

Disyuntores en dientes

Son una buena solución para tratar la dentadura desde pequeños

El odontólogo es quien deberá evaluar el crecimiento de los maxilares del niño y, en caso de que este no sea el correcto se deberá usar un disyuntor acoplado a los molares, con un dispositivo en el paladar.

¿A qué edad se deben empezar a usar los disyuntores?

La recomendación es los 5 y los 7 años. A esa edad sería el momento de fijar este aparato en el paladar y expandir así la arcada superior.

Los aparatos deberían colocarse antes del cierre u osificación de la sutura palatina que une las dos mitades del paladar, ya que después del completo desarrollo de esta sería inútil y la única opción sería la cirugía.

Los primeros avances podrán comenzar a notarse cerca de los 3 meses, de colocado en aparato, por ejemplo en la separación de los incisivos centrales superiores.

Disyuntores en dientes

Desde muy pequeños los niños deben cuidar su dentadura.

¿Qué se consigue con la colocación de estos aparatos?

Colocando los disyuntores en los dientes de los niños se podrá conseguir abrir espacio suficiente para evitar el apiñamiento dental. En algunas ocasiones será necesario colocar también brackets para actuar sobre malposiciones unitarias propias de cada diente.

Tanto la aparatología fija y removible ayudarán a conseguir una correcta oclusión, es decir, una mordida correcta. Y hay que tener en cuenta que no es solamente un beneficio estético, sino que también facilita la higiene, el riesgo de caries, y la mejora en la masticación y la deglución.

Todo esto hará más fácil la digestión y disminuir los riesgos de tener encías enfermas. También impedirán que los dientes se desgasten de manera no uniforme. Lo importante es la visita al odontòlogo durante los primeros años del niño para evitar así problemas futuros en la dentadura.