Las palabrotas son cosas que a medida que crecen, los niños van imitando a los adultos, es muy importante saber cómo reaccionar ante estas palabrotas que se les escapen a los hijos, enseñando lo que debe decir y lo que no.
Cuando los niños empiezan a hablar, es una fase muy divertida e importante en su desarrollo. Están repitiendo constantemente todo lo que escuchan, frases, palabras, expresiones. Muchas de ellas, en la boca de un niño, son muy divertidas, hasta que digan la primera palabrota.
¿Cómo debemos reaccionar ahora? ¿Nos burlamos de ellos? ¿Los ignoramos como si no hubieran dicho nada? ¿Los reprendemos por los insultos? Cuando los niños dicen sus primeras palabrotas, normalmente no entienden su significado, pero tal vez entienden el contexto en el que las dicen.
Por ejemplo, si alguien está enfadado y pronuncia una mala palabra, lo que suele ser bastante normal, el niño copia la expresión, y luego si está enfadado, repite una frase o una mala palabra que ha oído de un anciano.
Índice
En general podemos reaccionar ante palabrotas de varias maneras
Los niños dicen malas palabras por imitación
La primera conclusión que podemos sacar de esto es que los niños repiten palabrotas por sus modelos de conducta.
Los niños repiten lo que escuchan en su entorno, copian a los adultos en su entorno, la televisión, la escuela, etc. Son todas sus principales referencias lingüísticas.
Si los niños empiezan a decir sus primeras palabras feas, no tiene sentido si no la repetición o por cómo ven que estas palabrotas afectan a los demás. Cuando un niño pronuncia una palabra fea y todos se ríen de eso, es muy fácil repetirla.
Así como necesitamos evitar burlarnos de lo que ha dicho, también necesitamos evitar regañarlo demasiado. Ambas reacciones pueden amplificar las palabras de un niño, y cuando él o ella atraigan nuestra atención, dirá la palabra fea.
Los niños pequeños no dicen palabrotas para causar daño
Un niño pequeño que aprende a hablar no entiende el significado de la palabra, por lo que no lo dice por resentimiento, no entiende lo que está diciendo, y es en este punto en el que este comportamiento puede ser simulado.
El problema es que los padres dicen malas palabras
Pero también es muy importante si queremos que nuestros hijos asuman que no por ser adultos, las palabrotas son bonitas. Debemos evitar decirlas en casa, en el coche, con los amigos, en todos lados.
A medida que crecen, las palabrotas van tomando intención
A medida que los niños crecen, es probable que aumente el número de palabrotas o de frases feas, y ahora las dirán con conocimiento e intención.
La aparición de una palabrota en el vocabulario de un niño puede por lo tanto formar parte de su desarrollo.
Al principio dicen que no saben lo que quieren decir, pero que provocan una reacción en sus oyentes, y por eso repiten una y otra vez.
En otros casos, aprenden a relacionar situaciones con palabrotas, cuando algo se rompe o cuando se dan un golpe, algo que es muy común en los adultos y que ellos copian rapidamente.