Está comprobado que la televisión en el lenguaje de los niños, influye de manera importante, además de reducir la comunicación entre padres e hijos. Esto no solo repercute negativamente en el desarrollo del lenguaje en los niños, sino además en el comportamiento y conducta.
Conoce un poco más acerca de este problema cada vez más frecuente. Además, aprende algunos métodos que te permitirán evitar y controlar este tipo de problemáticas.
Televisión en nuestros días
Es una realidad que, en todos los lugares, actualmente los niños transcurran largos periodos frente al televisor. Estudios indican que, al graduarse de bachilleres, han pasado casi el mismo tiempo de clases, al frente al televisor.
Este se ha transformado en un método distractor, el cual podría servir de fuente de lograr buena información en los campos de Historia, Geografía, Ciencia, Deportes. Aunque la mayoría de las veces represente un efecto nocivo en la formación integral de los más pequeños.
El tiempo transcurrido frente al televisor, es un tiempo importantísimo que se pierde para el estudio. Sobre todo, para la lectura, realizar tareas escolares, profundizar en ciencia, jugar y de esta manera interactuar con iguales. Así mismo se ven afectadas las relaciones familiares y dificulta las habilidades del desarrollo social y personal.
La televisión en el lenguaje
Es evidente que el ver la televisión es uno de los aspectos que en la vida de los niños es importante y posee una influencia notoria.
El abuso de televisión, en los primeros años de vida del niño, privan al niño de realizar otras actividades. Entre ellas aquellas desarrollan la interacción con familiares, como el lenguaje, actividades interpersonales, sociales y la exploración del ambiente.
Para desarrollar el lenguaje se necesita un emisor y un receptor que vayan intercambiándose los papeles, siendo una actividad interactiva. Un niño que mira la tele sin nadie con quien compartir las experiencias que está viviendo, la actividad es pasiva. Por lo que recibira el mensaje de la televisión pero la televisión no necesita recibir ningún mensaje oral, por lo que éste no habla.
Además el exceso de estimulación visual llevado por los programas infantiles, se caracterizan por movimientos rápidos y multitud de colores. Esto puede provocar que las destrezas de procesamiento auditivo se queden retrasado.
Del mismo modo debido a un alargado tiempo de exposición frente a la televisión, son limitados los movimientos del niño. Esto repercute en que el sistema sensorial carece de una información necesaria para un desarrollo de la atención óptimo.
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