Miles de padres en todo el mundo se preocupan por la neumonía que puede afectar a sus bebés durante los primeros meses de vida.
Los síntomas de neumonía en bebés son similares a los de una gripe, pero suelen durar más tiempo y pueden irse agravando.
Los padres deberán preocuparse cuando la fiebre es alta, por encima de 38ºC y aparece la tos con flema.
Índice
¿Qués es la neumonía?
Es una enfermedad respiratoria que produce inflamación del pulmón y está causada por una infección bacteriana, vírica o por hongos.
Se transmite por vía respiratoria al inhalar los gérmenes expulsados con la tos y los estornudos del niño con neumonía.
Los gérmenes causantes producen también otras enfermedades como resfriado, bronquitis, rinitis o incluso ninguna, en los llamados portadores sanos. Esto quiere decir que un niño enfermo de neumonía puede contagiar a otro.
¿Cuáles son los síntomas de la neumonía en bebés?
Los síntomas de la neumonía en bebés pueden variar ampliamente y pueden ser difíciles de detectar, ya que son similares a los del resfriado. Por eso ante la sospecha de que el niño pueda padecer una neumonía, se debe acudir de inmediato al pediatra.
Los principales síntomas son:
- Fiebre alta
- Respiración acelerada
- Tos
- Dificultad para respirar
- Ruidos crepitantes en el pulmón
- Pérdida del apetito
- Vómitos debidos a la tos
- Sensación de malestar general
- Dolor de vientre
¿Cómo se diagnostica?
Se puede diagnosticar mediante distintos estudios médicos. El pediatra puede solicitar una radiografía de tórax y unos análisis de sangre.
Si la neumonía es viral, no necesitará tratamiento antibiótico, en cambio si es de origen bacteriano, los necesitará.
Cuidados del bebé que padece neumonía
Si el médico recetó antibióticos, deberá terminar todo el tratamiento, aunque ya se sienta mejor. Es importante no interferir en el tratamiento de los antibióticos, ya que podría reaparecer la infección.
Para la fiebre, se administrará el medicamento que estime oportuno. No se debe automedicar al niño
Algunas recomendaciones básicas son:
- El bebé debe estar bien hidratado, bebiendo abundantes cantidades de agua, y alimentado.
- Debe encontrarse en todo momento alejado del humo y de otros irritantes pulmonares.
- Hacer 1 o 2 nebulizaciones por día con suero fisiológico
- Evitar cambios bruscos de temperatura
- Mantenerse de reposo en casa, evitando ir a la escuela o hacer actividad física
- La tos del niño puede empeorar debido a que mediante la tos el niño expulsa la mucosidad. La tos puede prolongarse algunas semanas.
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