Es algo común experimentar en primera o tercera persona ese momento en el que los niños la están liando y necesitas parar. En este punto llegas a casa donde está tu familia y la casa es un desastre, los niños han hecho una revolución y vas en busca de un adulto.
Saludas y después de barrer el suelo, barrer las cosas, los juguetes y los niños, ves que está haciendo algo que no está tocando. No está agotado o cansado, tiene algo de energía, pero no la pone en lo esperado.
Tal vez está cocinando, sentado tranquilamente en su ordenador, o viendo la televisión. Entonces vienen las preguntas de si vio o no la que están liando los niños y la respuesta es simplemente un: yo paso.
A veces ni siquiera tiene que estar a solas con los niños. Los dos pueden estar en casa, y los niños pueden estar ocupados pidiéndole que haga algo para evitar el caos, y ella puede darte la misma respuesta: paso.
Algunos estudios demuestran que los niños tienen peor comportamiento cuando están con la mamá. En algunos casos se acostumbran a no respetar esta figura de autoridad.
Dicen los expertos en la materia, que su comportamiento se debe a que sienten más libertad para ser quienes son de verdad.
Es hora de tu liberación cuando los niños están liando
Si le preguntas a un profesor purista, a un psicólogo, a un maestro, te dirá que es un gran error educativo porque los niños reciben un mensaje contradictorio: a veces los padres les explican lo que pueden y no pueden hacer.
En teoría los padres se aseguran de que los niños no se pierdan el respeto entre ellos y respeten la casa, sus juguetes, etc. A veces se niegan sin interferir si es necesario o si lo hacen en circunstancias diferentes.
Bueno, todos conocemos esta teoría. Pero como no somos máquinas reaccionarias, sino personas con nuestro trabajo, nuestra responsabilidad, nuestro estrés, nuestra falta de sueño y nuestro nivel variable de paciencia.
Nos pasa que en algunos días es eterno y en otros ha llegado al límite del despertar. Nos permitimos sentirnos desapegados y abstractos por un momento, probablemente como una válvula de emergencia.
Lo que sucede es el día en que piensas que la presión que sientes es muy alta, o que las estrellas están alineadas de manera que tus hijos sólo tienen malas ideas. Cuando detienes algo en un lugar, algo más comienza en otro lugar, y cuando actúas en un rincón, algo sucede al revés… y se pelean, los separas, y les das una alternativa.
Les explicas que tienen que hablar, que no tienen que pegarse. Que tienen que buscar soluciones, y las encuentran, pero sales de sus ojos durante 30 segundos, y de nuevo oyes gritos, y vuelves, actúas de nuevo.
La mejor terapia para todo este caos es tener mucha comunicación entre los encargados del hogar para que así sepan llevar mejor las situaciones de la casa.
La educación, el respeto y la autoridad son cuestiones que no deben ponerse en dudas ni mucho menos dejarse en manos de una sola persona. La familia es para apoyarse y los niños notan todas esas situaciones.
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