Un padre y una madre siempre pueden pensar que son buenos padres, tienen que ser amigos de sus hijos, y nada más lejos de la realidad. Los padres están ahí para proteger, guiar y educar a sus hijos.
Los niños necesitan ser modelos de buena toma de decisiones, buen comportamiento, seguridad familiar, consistencia en la vida del niño, para que se sientan seguros y cómodos y aprendan a enfrentarse a los retos de la vida.
El padre o la madre debe ser la persona con la que el niño puede hablar de todo, pero al mismo tiempo también la persona que establece las reglas y los límites y enseña el buen comportamiento al niño.
Es importante establecer una relación abierta entre padres e hijos. Cuando un niño no cumple las reglas, los límites o las expectativas, debe asumir la responsabilidad de un comportamiento que tiene o aprende consecuencias.
El papel de los padres
Los padres deben preparar a sus hijos para la vida siendo sus confidentes, no nos convertiremos en amigos, sino en cuidadores que les apoyarán en todo en la vida, pase lo que pase.
Para hablar con los niños sobre temas de la vida real, necesitamos estar seguros de que podemos guiarlos y que con nuestra guía y apoyo, pueden tomar las decisiones más sabias. Los amigos no tienen esa relación.
Si un padre quiere ser su amigo
Hay muchos padres que no están de acuerdo con el título de este artículo, a saber, que protegen a toda costa lo que quieren ser con sus hijos, porque de esta manera proporcionarán intimidad emocional.
La realidad es que cuando algunos padres van más allá de la amistad, la seguridad de sus hijos comienza a dudar acerca de sus padres.
Los niños que sienten que sus padres son amigos no tendrán la seguridad emocional necesaria para desarrollar una personalidad fuerte y un sentido estable de autoestima. Los niños deben tener amigos y saber que sus padres siempre estarán ahí, sabiendo que se trata de una relación vertical y no horizontal.
Esto no significa que no haya una gran comunicación o una confianza extrema, pero siempre respeta la figura de la madre y el padre y no permite que sea borrada por amistades no locales.
Debe haber algunas reglas
Cuando los padres hacen amistad con sus hijos, las reglas desaparecen para que puedan hacer lo que quieran hasta que se peleen y se lleven bien.
Esto roza la educación liberal, con las mismas consecuencias: niños rebeldes, sin restricciones, con problemas de autoridad, baja autoestima, mal control de los impulsos, etc.
Pero un buen padre y una buena madre deben fijar límites y establecer reglas para sus hijos, porque esto también beneficia su desarrollo y una personalidad estable.
Esto significa horas para volver a casa, restricciones en los videojuegos, establecer tareas en casa según la edad de los niños, establecer consecuencias acordadas de mal comportamiento, etc.
Sólo así se puede educar a los niños que saben que pueden cometer errores y aprender de ellos que las acciones tienen consecuencias y, en definitiva, que saben cómo funciona el mundo. Un niño sin límites no sabrá qué esperar de los demás y tendrá graves consecuencias para su desarrollo y su relación con los demás.
Recuerda: los padres son más que amigos, somos padres, tutores, guardianes, guías… y deberíamos estar orgullosos de ello. Los amigos son lo de menos.