La lateralidad en los niños se manifiesta en sus manos al momento de escribir y se acompaña del pie con el que dispara una pelota. Un ojo en el que el niño tiene más agudeza visual o un oído que está más cerca de la fuente de sonido para identificar lo que está oyendo.
No importa si lateralidad en los niños los diestro o zurdo. Lo más importante es que el niño tenga una lateralidad o dominancia bien definida a ambos lados del cuerpo.
Este proceso se consolida en torno a los 4-5 años de edad. La preferencia por el uso de órganos en el lado derecho o izquierdo puede observarse cuando los niños escriben o disparan pelotas. La lateralidad en los niños, cuando es mal definida puede provocar retrasos o dificultades de aprendizaje.
Puede primero mostrar preferencias por uno u otro lado o por ambos lados (ambidiestro), pero no tiene que ser definitivo, aunque muestre una clara tendencia hacia un lado.
En resumen, la lateralidad en los niños es la forma preferida por todos nosotros de utilizar partes de nuestro cuerpo. Uno de los ejemplos más obvios es el uso de una mano sobre otra, por lo que creemos que las personas son de derechas o de izquierdas, pero también más obtusas.
En la gran mayoría de las personas, el hemisferio izquierdo controla el hemisferio derecho del cuerpo, mientras que el hemisferio derecho controla el izquierdo. Las razones de esta especialización del cerebro son aún desconocidas.
¿Cómo se desarrolla la lateralidad en los niños?
Como padres, tenemos muchas dudas sobre la lateralidad en los niños: ¿es algo espontáneo, heredado o inducido, cuando se alcanza la lateralidad, debemos dejar que el niño levante los lápices y la cera con ambas manos o no?
La más común es que la lateralidad en los niños ocurre espontáneamente y se afianza durante unos 4 ó 5 años. Hasta entonces, nuestro hijo puede examinar y hacer una pinza entre el pulgar y el índice con ambas manos.
Tan pronto como sepamos que se define como diestro o zurdo, podremos promover esta preferencia. Por encima de todo, asegúrese de que sea homogénea con el dominio de los ojos, las orejas y los pies.
Si este proceso no conduce a una lateralidad clara, pueden surgir problemas o retrasos en la adquisición de habilidades de lectura, escritura y aprendizaje.
Una lateralidad mal definida puede llevar a un niño a aprender a leer o escribir fácilmente, pero no para lograr una buena velocidad de lectura o escritura. Esto significa que el hemisferio dominante no siempre es el mismo o no está muy claro qué hemisferio es dominante para ciertas funciones como leer, escribir, patear, recoger cosas, hacer fuerza, etc.
Existen diferentes tipos de lateralidad:
- Diestro: donde domina el cerebro del hemisferio izquierdo y el rendimiento del motor derecho.
- Zurdo: cuando el hemisferio derecho es el hemisferio derecho que controla y realiza la función motora del hemisferio izquierdo de manera dominante.
- Ambidiestro: zurdos para algunas actividades y diestros para otras.
- Lateralidad en los niños cruzada: la mano y el ojo dominante no pertenecen al mismo lado.